Las sesiones de preboda de este año llegan a su fin, aunque no sé si en otoño haré alguna del año que viene.
De momento, os dejo por aquí algunas fotitos de Andrea y Pablo, dos locos que se lanzaron a la aventura de casarse entre ellos, y con un ciervo. Su sesión de preboda fue cortita, no hace falta mucho cuando la energía se mueve a toda leche, y encima hay 40 grados…mejor unos vinos y unas cervezas, charleta sobre la vida y ya cuando la luz se pone bonita, a sufrir delante del fotógrafo (mentira y gorda, ellos pueden corroborarlo, que iban con más miedo que al dentista y al final, fantasía de colores).
El caso, que un ratito de fotos por Castrojeriz y su entorno, unas pacas de paja, un poco de carretera y a por otra cerveza.
Espero que os guste.
Pura vida familia.