Nací en Burgos, aunque siento que mi sangre es Cántabra, además de burgalesa. Me crié entre el campo y la ciudad, siempre soñando con las estrellas, en invierno con el sol y con las nubes en verano. Soy un apasionado de la naturaleza y durante años he trabajado en el bosque enseñando la belleza de este mundo a todo aquel que quería descubrirla conmigo.
Soy una persona abierta, muy extrovertida, me gusta conocer gente y gente….y que pronto dejen de ser gente para convertirse en buenos amigos. Soy amigo de mis amigos, y lo mejor sería poder estar con todos ellos tomando una buena cervecita escuchando rock and roll (aunque con la edad y cada días más, me estoy volviendo indi, ¿será el sonorama que me confunde?).
Me gusta aprovechar cada momento, disfrutar el hoy y soñar con el mañana. Me encantaría poder volar para ver el mundo desde arriba, sin ruido, sin gente, todo pequeñito y sentirme un poco más grande.
Estoy casado con Raquel, tengo un ratoncito, Mario, (ya tiene 12 añazos, pero para mí siempre será mi bebe), una pequeña Naia, y una pequeña canina que se llama Duna, que hacen que mi vida tenga sentido.
Nunca pensé en que pudiera dedicarme a ser fotógrafo, y sinceramente menos aún si hablamos de un tío que hace fotos en las bodas. De pequeño me flipaba hacer fotos a paisajes, a bichos y plantas, de hecho, no salía una persona en ninguna de mis fotografías. El tiempo hizo que eso fuera cambiando, no solo porque al ser papá le das más importancia a congelar ciertos momentos, sino porque descubrí la magia de compartir y acompañar a las personas en sus momentos felices. Y esto os lo cuento egoístamente, produce una satisfacción personal ver la sonrisa de la gente al ver mis fotografías, es como una droga preciosa y sana (no vayáis a pensar lo que no es).
El caso, yo era ingeniero en una consultora y compaginaba algunas sesiones de fotos con lo que era mi verdadero trabajo, inventarios forestales, divulgación científica, vamos, casi casi igual lo uno que lo otro. Poco a poco me fui enamorando de tener una cámara en la mano, me toco aprender mucho (lo sigo haciendo día a día), y al final decidí, allá por el año 2012 que era el momento de dedicarme a ser el chico de las fotos.
Para no alargar esto y hacerlo tremendamente largo, os diré que estos 13 años han sido los más felices de mi vida, ha tocado caer y levantarse, vivir una pandemia mundial, dejar a compañeros y amigos atrás (o quizás a un lado), un socio, dos socios, tres socios…un hermano, dos hermanos…tres hermanos. La fotografía ha hecho que mi familia crezca y nunca tendré suficiente tiempo ni palabras para dar las gracias por ello.
Y ahora, gracias a ti por haberte parado a leer mi historia y si quieres seguir investigando, ver cómo trabajo y que un día sea tu historia la que cuente, será pura fantasía, será PURA VIDA.