Boda Noelia & Raúl

Historias bonitas en lugares maravillosos. Hoy os traigo la boda de Noe y Raúl en el precioso Monasterio del Espino, en Burgos. 

Conocí a este par de locos en otra boda y pocos días después aparecieron en el estudio…pues nada, que de una boda sale otra es algo real como la vida misma. Una larga charleta y otra pareja para sumar a la familia del ciervo. 

Pasaron los meses y antes del gran día fuimos a hacer una preboda junto a sus tres ratones al granero de San Francisco, otro de mis sitios favoritos para hacer bodas, pero en esta ocasión sin trajes de luces. Las prebodas tienen algo especial, al final es algo más relajado, hablamos, bebemos, brindamos, hacemos fotos, en el fondo, nos conocemos y eso ayuda mucho a no ser un desconocido el día de la boda.

Mañana del día D y todo comienza relajado, ojitos de sueño, enanos pululando, Raúl escribiendo sus votos (ajam…eso es dejarlo para el final jajajjaa), Noe peinándose y maquillándose, de esa parte tuvieron la culpa Patri y Vir, y el ciervo, pues paseando de aquí para allá haciendo fotitos de la deco, de los detalles, de las cosas bonitas que habían preparado este par de locos.

Desde el minuto uno me habían dicho que esto no era una boda, que era una fiesta y una reunión de amigos, así que le pregunte a Raúl si no le molaría que le ayudasen a vestir todos los colegas, y ese rato no creo que lo olvide porque las risas y unos cuantas copas de champagne hicieron que ese ratito de «hombres» fuera muy especial.

Noe lo hizo todo más relajado e íntimo, literal tan tan íntimo que ni yo estaba, se cambió ella solita pero estuvimos un ratito juntitos haciendo algunas fotos cuando ya estaba preparada.

Una ceremonia civil super emotiva, una llegada de madrina accidentada y descalza (para mí magia pura) y comienza la fiesta. 

En el cocktail un señor con pelo largo tatuando (obvio yo me llevé mi recuerdo grabado en la piel), gracias Bandito por ese currazo que te pegaste. También en el cocktail y no solo en eso, si no que organizó y dirigió todo el cotarro la señorita Sandra, de Antonella Caravana, sé que tengo que mandarte fotos, no me lo tengas en cuenta. 

Y llegados a este punto, que las fotos hablen y los recuerdos perduren, para todos y todas, PURA VIDA!!!

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